No me pegues, no me reprimas,

Dejame hablar, dejame caminar,

Permite trabajar, permiteme crecer.

¡Yo quiero VIVIR! ¡Quiero Vivir en Paz!

¿Es que hoy no tienes derechos?

Cuando te privan de tener aire acondicionado en un vagón del Metro de Caracas, cuando sólo puedes ir a mercal ó pedeval a comprar lo que tienen; cuando liquidan o expropian tu sitio de trabajo y la solución es trabajar en la que ahora será una empresa “social” en la que deberás marchar y ponerte la franela roja rojita quieras o no; cuando tus hijos reciben la educación que el gobierno señala; cuando no llega el agua a tu casa, pero te conformas con que por lo menos llenas dos tobos cada quince días. Tienes MIEDO.

Cada día que observas la bonita revolución bolivariana en Venezuela y en especial al cumplirse dieciocho años del falllido golpe de estado dado al expresidente Carlos Andrés Pérez, por el actual presidente comandante Hugo Rafael Chávez Frías. Y entiendes que todo estaba fríamente calculado en cuanto a la manipulación, la represión, la destrucción y por ende la implantación del miedo en la medula humana de todos los venezolanos. Sientes MIEDO.

Si realizas comparaciones históricas de procesos politicos violentos en el mundo, podrás con poca agudeza mental asociar esta situación con cualquiera. Todos tienen el mismo patrón evolutivo dentro de su dominación, todos inician con la formación de la idolatría al líder, elaboración de un discurso que pareciera nuevo y la destrucción de valores para contruir anti-valores, y sobretodo, MIEDO.

Al negar tu capacidad de AMAR, no te dejan conocer otra cosa que no sea miedo.

Amigos, el miedo se contruye sobre los escombros del dolor, el sufrimiento, el hambre, la frustración, el abuso de poder, la injusticia, la ignorancia, el acorralamiento y la mentira. Es simple, los venezolanos estamos llenos de miedo y ha sido inyectado en nuestros sentimientos.

El día que dejaste de pensar en el amor, en la maravilla de país que tenías y querías, cuándo por sentirte resentido votaste por un hombre que miente y tu libertad se acortó. Ese día empezastes a construir el miedo, un miedo que nació del odio.

Así contruimos el miedo que todo lo paraliza, como un sentimiento intenso y desagradable que es adaptativo. Ese miedo, que genera adrenalina, que nos previene y nos activa. Hoy, no temenos otra opción que destruirlo y empeza sobre estas ruinas la reconstrucción del AMOR DEL BUENO.

Deja que el miedo lo tenga otro.

Publicado por Yaizi Montilla on lunes, 15 de febrero de 2010

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