Cuando se escribe con dolor, pretendes que las palabras diluyan tu sufrimiento. Esperas que la aungustia de la pérdida se transforme y genere paz a quién escribe. Quizás angustia a quien lee sin entender lo que ocurrió.
Esperabamos que fuera distinto, que la pérdida no abrazara nuevamente nuestro ser. Pensamos temerosos que esta vez SI!, y de una manera arrebatada nos dijeron nuevamente NO. Espero que no piensen que entre el SI y el NO me refiera a una campaña política dictada entre el oficialismo y la oposición venezolana. Contrario a esto; el vacio y la ausencia llenó el sitio donde se albergaba la esperanza, el dolor de la pérdida.
He tratado de entender a la gente, sus procesos sociales y espirituales, y he entendido que debemos romper con ciertos patrones de la vida. Procesos que ayudarán a apreciarla con un lente más cercano a tu ser, al verdadero ser.
Después de varios años, comprendo que no había llegado a ese capítulo como para tener todas las respuesta que ahora estoy planteandome; que es difícil creer que el poder de la atracción te haya llevado a estar delante del dolor y la frustación de lo que añoraste y hoy no tienes, y que a mayores conocimientos y corrientes espirituales, mayores pueden ser tus dudas. Difinitivamnete asumo que no he aprendido nada.
Entiendo cosas simples, como que el apego no tiene el sentido práctico ni te ayuda a pasar la página. Entiendo que al vaciarse un lecho lleno de vida sin pedir permiso, entra el dolor. Ese dolor que al concientizarse, poco a poco no estará más, siempre y cuando te llenes de amor y perdón.

Hoy pido perdón al Universo y a mi Dios, les digo que les amo.
Hoy pido perdón a mi ser, y le digo que lo amo.
Ya estoy en un nuevo día, aprendimos….

Publicado por Yaizi Montilla on sábado, 30 de enero de 2010

Mis etiquetas

Quien les escribe

Caracas, DC, Venezuela

Quienes me siguen

Insignia de Facebook